A cientos de kilómetros, Carlos miraba
atentamente la pantalla, deseando ver en verde el Nick de Julia.
Nunca la había visto, pero la conocía mejor que a nadie. Tenia un
par de fotos de ella… era preciosa. Dicen que el rostro es el
reflejo del alma, y en su caso, el refrán se cumplía a la
perfección. Siempre salía con una amplia y sincera sonrisa, casi
tan increíble cómo su visión optimista de la realidad. Sus ojos,
oscuros, profundos, rebosaban pasión, pasión que a ella le sobraba.
Julia no lo sabía, pero una de esas fotos era el fondo de pantalla
de Carlos. Al fin, una carita sonriente apareció en su escritorio,
sacándole una sonrisa de pómulo a pómulo. Aquella noche Julia no
estaba muy vital, parecía triste, dolida. Carlos, preocupado, no
paraba de preguntarle si le ocurría algo. Nada. Julia trataba de
mentirse a si misma, sabia perfectamente el motivo de su estado
anímico. Cambió de tema, era la opción más sencilla, también la
más segura. En su habitación, ``I’m lost without you`` sonaba a
todo volumen, poniéndole la piel de gallina, incitando sus lágrimas
peligrosamente. Y es que, era cierto, estaba absolutamente perdida
sin el. Miró su foto, la había imprimido, aunque el, no lo sabia.
Era perfecto para ella. Ojos pardos, tupé oscuro, incluso más que
los ojos de Julia. Salía serio siempre, era su manía; no sonreír
en las fotos. Julia soñaba con ver su sonrisa algún día, incluso,
ser ella el motivo de esta. Su espíritu alternativo estaba muy
reflejado en su imagen. En su oreja izquierda, una pequeña
dilatación. Camisetas desgastadas, jeans ajustados. Maldita
distancia pensó.
El tiempo pasaba. A pesar del pésimo
estado anímico de Julia, conversaron sobre los temas habituales;
clases, filosofía, ciencia, tonterías de todo tipo… La media
noche llegaba. Carlos no podía quitarse de la cabeza los posibles
motivos de la tristeza de su amiga. Era muy importante para el,
incluso demasiado. Empezaba a plantearse la posibilidad de que,
quizá, estaba enamorado […] Lo estaba, no había duda alguna.
Sentía la necesidad de hablarle de todo lo que ocurría en su
interior, pero no sabía muy bien cómo empezar. Temía echar a
perder la amistad. Se levantó bruscamente y caminó hacia la cocina;
necesitaba una cerveza bien fría. Al volver, miró la foto de Julia,
y se la bebió casi de un trago. Ella estaba a punto de irse,
madrugaba y necesitaba descansar. En un ataque de valentía, o más
bien, un impulso pasional, decidió que había llegado el momento.
[Carlos91]: Espera!
[July93]: Dime :)
[Carlos91]: Es que… Ósea…
[July93]: Mmm, pasa algo?
[Carlos91]: No, nada, cosas mías.
[July93]: Sabes de sobra que puedes
contarme lo que quieras, Carlos.
[Carlos91]: Digamos […] que es
complicado. A demás, tienes que dormir, no es el mejor momento.
[July93]: Tu eres tonto?
Cuéntamelo. Hasta que no lo hagas no
me pienso ir. Já.
[Carlos91]: Si, un poco si lo soy
hahaha
Y tú… siempre tan cabezota!
[July93]: Si, si. Pero admite que eso
te encanta.
[Carlos91]: Lo admito, lo admito.
[July93]: Pues venga, cuenta.
[Carlos91]: De verdad tengo que
hacerlo? Hoy estas muy mandona eh!
[July93]: Bueno, tampoco quiero que te
sientas obligado.
Aunque sinceramente, pensaba que
teníamos más confianza.
[Carlos91]: Eso es chantaje emocional,
tramposa!
Te lo voy a contar, pero antes quiero
que me prometas algo.
[July93]: Lo que sea.
[Carlos91]: Qué nuestra amistad no
cambiará nunca, pase lo que pase.
[July93]: Pues vaya tontería! Eso ya
lo sabes. Qué haría yo sin ti?
[Carlos91]: Solo era por seguridad
hahaha
Allá voy.
[July93]: Soy toda oídos […] digo
[…] ojos! ;)
[July93]: Cómo?
[Carlos91]: eso... qué te quiero mucho
Julia...
[July93]: Qué dices? No me lo creo.
[Carlos91]:Cómo que no te lo crees? Te
prometo que voy en serio [..]
[July93]: es que... yo siento lo
mismo...
[Carlos91]: en ese caso... deberíamos
alegrarnos no?
[July93]: No, para nada...
[Carlos91]: que dices?
[July93]: La distancia duele Carlos,
demasiado...
Carlos desesperaba ante la pantalla,
quería verla feliz, se sentía culpable, demasiado. Miles de
kilómetros al sur, Julia cerraba los ojos, tratando de contener las
lágrimas, mientras, imaginaba lo que podrían llegado a haber sido,
si ella no fuese ella, y el no fuese el.
El amor no entiende de horas ni kilómetros. El amor es caprichoso, involuntario, contradictorio. Podemos sentir que morimos de amor, sin embargo, una vida sin amor, ya es muerte por si sola.